domingo, 12 de enero de 2014

Sobre los comportamientos de tipo agresivo en la demencia vascular

La demencia es un síndrome adquirido provocado por una patología orgánica que, en un individuo sin alteración del nivel de conciencia, provoca un deterioro persistente de varias funciones cerebrales superiores que afectan significativamente al desempeño de actividades laborales, familiares y/o sociales.

La demencia vascular es un trastorno neurodegenerativo que comprende los cuadros clínicos de deterioro cognoscitivo causados por la enfermedad cerebrovascular, ya sea su etiología de tipo hipóxico, isquémico o hemorrágico. Las manifestaciones clínicas parecen guardar estrecha relación con la localización de las lesiones. Las alteraciones psiquiátricas son frecuentes, heterogéneas y un punto crucial en el manejo, morbilidad y discapacidad de los pacientes con este tipo de demencia. Las características clínicas son un déficit cognoscitivo frecuentemente asociado a signos y síntomas neurológicos focales (exageración de los reflejos tendinosos profundos, respuesta plantar extensora, parálisis pseudobulbar, anormalidades en la marcha y paresias). (S. López-Pousa. (1998). Diagnóstico y tratamiento de la demencia vascular. [Versión electrónica]. Rev. neurología; 27, 33-39).

Se ha observado que los síndromes neuropsiquiátricos son más frecuentes cuando existe lesión subcortical ya que la disfunción cognoscitiva se debe, en parte, a las alteraciones en las conexiones entre ganglios basales y corteza prefrontal. Las manifestaciones psiquiátricas de los pacientes con demencia vascular son muy variadas e incluyen, fundamentalmente, trastornos afectivos, agresividad, irritabilidad, apatía, psicosis, trastornos de ansiedad, desinhibición, alteraciones del sueño, hipersexualidad. La asociación entre síntomas psiquiátricos y cognoscitivos se relaciona con la severidad de lesiones en la sustancia blanca.

Los neurolépticos clásicos se han mostrado moderadamente efectivos en el control de la agitación y las manifestaciones agresivas en la demencia. Por otro lado, los antipsicóticos atípicos (clozapina, risperidona y olanzapina) parecen ejercer un efecto más satisfactorio. Estos se asocian a efectos adversos, como sedación, hipotensión ortostática, efectos anticolinérgicos, y aumento de peso e hiperglucemia (sobre todo con clozapina y olanzapina). En pacientes de edad avanzada con demencia se ha descrito un aumento del riesgo de ictus con olanzapina o risperidona, y un aumento de la mortalidad asociado al uso de antipsicóticos atípicos.

Por lo tanto, ninguna de estas herramientas parece ser la solución definitiva del problema, ya que su eficacia es bastante limitada y, algunas de ellas están dotadas de efectos adversos importantes.


 Fdo: Marta de la Cruz Calandria

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